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La Patria 100 años - Capítulo 8
Capítulo 8
La fuente
del trabajo
El grano del café es simbólicamente el motor del desarrollo regional. Tras la llegada de los primeros cultivos de cafeto a la región en el siglo XIX se enarboló una idea de progreso alrededor de lo agrícola, pero con miras a la expansión industrial y a la creación de riqueza con base en los productos que mejor saben dar estas tierras.
En 100 años de LA PATRIA, en sus páginas se ha reflejado la pujanza industrial y la visión empresarial de su gente, con lo que se afianza toda esta región en un polo de desarrollo.

En sus relatos, el diario ha sido testigo de todas las proezas y peripecias del sector cafetero para poder sacar adelante su misión industrial; también ha visto la expansión de la necesidad de producción con la ampliación de la fuerza laboral en nuevas ramas, diversificadas cada año en nuevas ocupaciones. Así mismo, en sus calles ha visto la dinamización comercial y cómo, con los años, los cafés y la historia, se entretejen para crear la propia tradición oral caldense.
En nuestras páginas está consignada la historia de la inversión internacional para fundar la banca local. Por eso, Manizales fue centro financiero de la región por varias décadas, basado en el sólido desarrollo del café y el impulso que tenía un promisorio futuro para todos. Así también se dieron importantes expansiones de índole industrial y comercial que por épocas han marcado diferentes tendencias productivas en la ciudad y el departamento.

En este centenario, LA PATRIA también ha cumplido su rol de mensajero de publicidad y dentro de sus páginas se han impreso cientos de miles de piezas publicitarias. En sus primeras ediciones, los medicamentos ‘milagrosos’, las funerarias y algunos alimentos hacían sus apuestas.

Luego, con la llegada de más productos desde el exterior, se forjó la cultura de los almacenes boutiques que significaron el arribo y la estampa propia de la elegancia. Incluso, muchas de sus piezas buscaron seducir al lector y cuestionarlo sobre si lo que prefería era tan bueno como lo que se publicitaba.

También es importante resaltar dónde se hacían y, ahora, se hacen los negocios en Manizales y en gran parte de los municipios de Caldas. Las plazas se convirtieron en el centro de encuentro y para tal las plazas de Bolívar y de mercado de Manizales han jugado y juegan, todavía hoy, un papel esencial.


Sin embargo, es también necesario anotar el papel de las calles comerciales que dieron luz a la expansión comercial. El centro de Manizales, por ejemplo, ha visto la evolución de la Carrera 23, que pudo ser el primer gran centro comercial de la ciudad, antes de la llegada de los nuevos conceptos norteamericanos y europeos. Asimismo, por esta vía, se enclavaron cafés y fuentes de soda que se convirtieron en los sitios de encuentro por excelencia, lugares que han marcado la esencia de la tradición oral local.
Gremio
Lina María Ramírez Londoño, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas, entidad con 108 años de historia, explica la razón de la solidez industrial y comercial de la región.

La Cámara de Comercio de Manizales por Caldas, fundada en 1913 (ver capítulo 4), comenzó sus labores desde el cabildeo de unos 60 empresarios de la época, una unión gremial que buscara la organización tributaria y comercial. Después, con el Código de Comercio, la función de la Cámara cambió en aras de tener un rol más administrativo, pero, también, como “agencia de desarrollo local”, como lo explicó Lina María Ramírez.
Sobre el desarrollo industrial y comercial de la región, Lina María Ramírez reconoció que es un sector en constante cambio y que sus dinámicas cada año parecen variar. Pero, ¿qué es lo que más se comercia, se vende o se compra en la región? Esa es una pregunta que muchas personas se pueden hacer, dados los constantes cambios en la dinámica empresarial y los giros abruptos que se han tenido que tomar a la hora de crear y mantener una empresa, sobre todo, durante la pandemia del covid-19 y la movilización del aparato productivo, en lo posible, a la internet.


Ramírez Londoño reconoció que hay desarrollos importantes en la gastronomía, aunque la pandemia piso el freno en esta idea. Sin embargo, las tecnologías de la Información y las Comunicación, el desarrollo de softwares ahora muestran la importancia de tener una ciudad con buena calidad de vida, como Manizales, con las necesidades informáticas que se tengan desde cualquier lugar del mundo.
El mall
La invención del medio oriente de los centros comerciales como punto de encuentro para grandes bazares y donde se podía encontrar una gran oferta para todo tipo de demandas de consumo se perfiló con fuerza en Manizales en la década de 1980 con la llegada de sus dos primeros dos centros comerciales: Sancancio, en 1984, y el Parque Caldas, en 1986.

Ambos seguían la dinámica del país que ya veía en sus ciudades más pobladas un incremento en la necesidad comercial y, también, en la creación de puntos que pudieran reunir la moda, los servicios, la gastronomía, entre otros, y que facilitaran la vida de los consumidores sin que ello significara grandes jornadas de compras por diferentes lugares de una ciudad.
El primero
Sancancio se creó en inmediaciones del barrio Palermo, aún en desarrollo, y lo que se podría decir, una parte de Manizales que todavía estaba por establecerse completamente. Se estableció allí su primer almacén ancla, el LEY, del antioqueño Luis Eduardo Yepes. También tenía boutiques y un estacionamiento, algo que, desde entonces, buscan la mayoría de consumidores.
Luz Ángela López, gerenta del centro, comentó infidencias de cómo nació: “Inicialmente, se llamó Centro Comercial San Diego, porque sus fundadores venían de Medellín. Llegó con una propuesta innovadora y se ubicó en el barrio más tradicional de Manizales. Posterior, tomó el nombre del cerro Sancancio. Por primera vez se pudo integrar el comercio en el mismo lugar; eso brindó que las personas pudieran encontrar muchas ofertas y tener un sitio de esparcimiento y entretenimiento para adultos y menores”.
Céntrico
Dos años más tarde, en pleno centro de Manizales, en noviembre de 1986, se dio apertura al centro comercial Parque Caldas que aprovechó para subir de nivel la competencia y atrajo a clientes del centro y otros puntos de la ciudad por una importante cantidad de locales disponibles. Su diseño novedoso para la época lo llevó a ser el punto de encuentro.

Felipe Mejía, gerente del centro comercial Parque Caldas, comentó.
Apertura comercial
Ambos centros comerciales han pasado por diversas modificaciones locativas para brindar más comodidad y estar dentro de las tendencias del grupo. En el 2004 se abrió Cable Plaza, en la Avenida Santander con calle 65 y punto clave en la zona rosa de la ciudad. Más tarde, entre el 2009 y el 2010, se abrió Fundadores, en el vecindario del barrio del mismo nombre y en el lote donde se ubicó por muchos años la Trilladora Indiana. En agosto del 2018, abrió sus puertas Mall Plaza Manizales, el centro comercial más grande de la ciudad y que también cooperó en la diversificación de la oferta local.
Centro bancario
Un punto clave dentro de desarrollo narrado en Manizales durante este siglo de impresión de LA PATRIA se relaciona con el forjamiento de la ciudad como un centro financiero y de desarrollo económico, sobre todo, basado en las economías relacionadas con el cultivo del café, la credibilidad que soportaba el producto y las inversiones extranjeras.
En el nacimiento de LA PATRIA, en 1921, Manizales tenía un número creciente de bancos que se soportaban en la solidez del crecimiento regional y del café. La ciudad representaba, en 1924, el 10.2% de la banca nacional, según cifras de Antonio Arango García publicadas en la época. El Banco de Caldas y el Banco del Ruiz manejaron números, por la época, superiores a los $2 mil millones en ese año, cuando el presupuesto total de la ciudad alcanzó los $485 mil 524 pesos. El poder económico hacía boom en el extenso departamento de Caldas.
La bancarrota de inicios de la década de 1920 afectó el empuje regional, según relató en la época Otto Morales Benítez. El mismo efecto de caída financiera se vivió con la crisis de la posguerra y en los albores de la depresión de 1929, que se sintió fuertemente en Manizales. El efecto dominó de la caída de los mercados golpeó fuertemente el gremio cafetero y muchos de los compradores internacionales de los productos hechos en la región quebraron. Se dieron dos ventas clave: El Banco del Ruiz fue comprado por el Banco de Colombia y el Banco de Caldas por el Banco de Bogotá.
Décadas más tarde, otra vez, en 1966, resurgiría el Banco de Caldas, aunque con el antecedente regional del nacimiento del Banco Cafetero en septiembre de 1953.

Un capítulo especial en el desarrollo de la banca merece la Corporación Financiera de Caldas, con nombre original de Compañía Promotora del Café S.A. El 6 de mayo de 1961, con un capital cercano a los $15 millones se creó esta entidad para ser músculo financiero del desarrollo regional. Sus principales accionistas fueron los cafeteros y la banca relacionada con el grano.
La corporación
En su rápido crecimiento jugó roles fundamentales como la reconstrucción regional tras la tragedia por el deshielo en el Nevado del Ruiz en noviembre de 1985 y fue financió grandes ambiciones de desarrollo local, además de ser el soporte económico de importantes industrias y fábricas nacidas en Manizales después de la mitad del siglo XX.

Con el respaldo de la Corporación crecieron importantes nombres industriales, como Seguros Atlas, visión del grupo de Azucenos que dinamizaron la economía de Manizales del centenario pasado. Sin embargo, la aseguradora comenzó a tener problemas de solidez y reaseguramiento lo que la llevó al abismo de la liquidación, aunque a última hora pudieron salvar parte de la empresa.

A inicios del milenio, la Corporación sufrió por la crisis del precio internacional de café, lo que derivó en un alto nivel de pérdidas. En 2003, esta compañía se escindió, siguiendo por los meses siguientes una saga de movimiento para su liquidación voluntaria.

A pesar de los cambios propios de la historia, LA PATRIA ha sido testigo de la solidez económica y financiera de la región, pese a situaciones tan complejas como la entrada del Departamento de Caldas en la Ley 550, también llamada ley de quiebras, el 30 de septiembre del 2012, por una compleja situación de endeudamiento, embargos y no pagos de cuotas pensionales.
En mayo del 2013, tras una serie de acuerdos firmados con acreedores, comenzó el proceso de reestructuración y cambios de capacidad de operación. En octubre del 2019, se informó por la Gobernación que Caldas estaba a paz y salvo y por fuera de la Ley 550, antes de lo previsto.
Desarrollo industrial
Dentro del crecimiento y desarrollo económico de la región está el asentamiento y crecimiento de diferentes industrias y la desaparición y mudanza de otras tantas. Maltería, al suroriente de Manizales, es protagonista principal de esta historia. En la serie denominada Barrios, de LA PATRIA, se ha contado la historia de esta importante localidad.

Maltería, rodeado de cuatro quebradas, y con una topografía menos quebrada que la de Manizales, se perfiló como el sitio ideal para el desarrollo industrial. Lejos del centro de la ciudad, sirvió para mantener el ruido y la polución propia de las fábricas lejos del tejido residencial. Sin embargo, la expansión de los barrios y el crecimiento demográfico han llevado a la invasión de espacios.

Este, también denominado Parque Industrial, tiene habitantes de marras, quienes han crecido a la par de las industrias y la ciudad. LA PATRIA resaltó la historia de una mujer que se fue para volver.
Presentes
Súper de Alimentos, la Industria Licorera de Caldas, Normandy, Toptec, Descafecol, Bellota, Etex, Progel, Duratex, Ternium, Induma, entre otras empresas, están apostadas en el área de influencia de Maltería. Muchas de ellas han cambiado de nombre con los años o han transformado su misión productiva. También es una zona importante para bodegas y almacenamientos.

Otras empresas permanecen en diferentes puntos de la ciudad, como Manisol, al occidente, en el barrio Villapilar; Mabe, en el vecindario de Alta Suiza; Incolma, cerca al barrio Milán, al oriente y Casa Luker, con una factoría en la plaza de mercado y la Central Lechera de Manizales, (Celema), localizada en el barrio Alta Suiza.

Jabonerías Hada, por años, tuvo parte de su sede productiva en la carrera 30ª con calle 49ª. El 20 de septiembre del 2019, LA PATRIA contó que esta empresa se mudaba de forma temporal a Barranquilla, mientras establecía una nueva planta de producción en Maltería, con una inversión cercana a los USD $15 millones.
Única vez
En el recuento histórico de las parábolas industriales de la ciudad y la región está Tejidos Única; una empresa alzada con fortaleza sobre la carrera 25 con calle 32 y lo que forjó una de las compañías con mayor desenvolvimiento regional desde lo textil. Nacida en 1929, tras la asociación de Tejidos de Occidente y la Textilera de Manizales.

En sus años dorados, Única logró reunir cerca de mil 500 trabajadores.
Historia contada
En 1982 comenzaron problemas de solvencia económica que se resolvieron, pero que dejaron resentidas las finanzas, hasta el viernes 30 de noviembre del 2001, cuando LA PATRIA tituló “Tejidos Única murió”, a lo más ancho de su página.

Así mismo, otra historia lamentable surgió en noviembre del 2011 con el cierre de la planta de Pilas Varta en Villamaría. Establecida en 1975 en ese municipio, esta planta marcó un importante desarrollo en la zona metropolitana de Manizales.

Otras empresas, como Arrow, dejaron su huella en la ciudad tras marcharse. Donde funcionó su planta hoy está instalado el centro de ferias y exposiciones de la ciudad, Expoferias, sobre la Avenida Alberto Mendoza Hoyos.

Como último caso, pero no menos importante, está Cementos Caldas que hoy es solo ruinas. Clausurada su planta en 1997, en el Alto del Robledo, a seis kilómetros de la vía principal de Manizales a Neira, esta empresa se terminó por desmoronar a pesar de ser símbolo de la economía regional por su desempleo desde 1955. LA PATRIA lo reseñó, tras 20 años del cierre:

“Cementos Caldas cerró por la falta de la caliza, la materia prima, y los altos costos de operación, lo que llevó a acabar, en parte, con la economía de Neira. Estos predios fueron donados a las universidades para la ciencia y la tecnología”.
Capital fosforera
Por décadas, sobre todo, entre 1940 y 1990, a Manizales se le conoció como la capital fosforera del país. Cuatro de las principales centrales fosforeras de Colombia operaron aquí, hasta que la llegada de inversionistas españoles cambió el panorama.

Nacida en 1930 en el seno de una ciudad revolucionada desde lo económico, El Rey se convirtió en referencia nacional en la producción fosforera. La automatización tecnológica y la reducción por competencia en el mercado llevaron al cierre y despido de cientos de empleados. Mabe funciona ahora en lo que fueron los terrenos de El Rey, en Manizales.
Cambio de apetito
y de look
Entre los comercios que más se registran en Manizales y los 17 municipios que tiene dentro de registro la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas están las panaderías, cafeterías y peluquerías.

Esta es una manifestación clara de muchas personas de la región de tener su propia microempresa, legalmente constituido y con lo cual dar la fuerza del empleo y el progreso a la región.


En Manizales, por ejemplo, al corte del 2021 de la Cámara de Comercio, hay más peluquerías (514), seguido de cafeterías (477) y panaderías (233). Lo que refiere al número general de todos los municipios que tiene en jurisdicción la entidad que agrupa a los comerciantes, refiere 898 cafeterías, 792 peluquerías y 369 panaderías.

La historia relatada en LA PATRIA ha referido por años esta dinámica, que parecería tradicional, aunque ha visto un aumento en las peluquerías. Sin embargo, en panaderías que sirven, también de cafeterías, y que las únicamente prestan el servicio de atención a la mesa de comestibles ligeros, la historia es larga.
Tradición oral
En Manizales se tiene una amplia historia de cafés y fuentes de soda, que determinaron gran parte de la tradición oral de la ciudad. Sus desarrollos se dieron en icónicas calles y carreras del centro de la ciudad, donde se escuchaba música argentina y típica, se olían una espesa sensación alrededor de los tabacos y se reconocían los mitos y las leyendas de la política y el acontecer local; de allí que les reconocieran unos como ‘mentideros’.

Con el paso generacional y la expansión comercial, además de la ampliación de la demanda de la diversión nocturna en bares a otras direcciones de Manizales, como El Cable, al oriente, al igual que Milán; o también al occidente, hacia el barrio Chipre, tras la década de 1980 comenzaron su declive.
Recuerdos
Juan Molina trabajó durante su juventud en algunos cafés y fuentes de soda del centro de la ciudad. Con el equipo de Cien Años de Verdad revivió algunos puntos clásicos de estos cafés.

Sin embargo, algunos intentan permanecer. Uno de los casos más recordados, en cuanto a cierres refiere, es el del mítico Café La Cigarra, ubicado en pleno centro de Manizales, en plena carrera 23, con calle 21, en septiembre del 2021 cerró sus puertas. Años después también se cerró El Graduado, un importante ‘mentidero’ de la ciudad que tuvo el mismo destino y uso que La Cigarra y otros tantos recordados como El Polo o el Adamson.

Como El Graduado, La Cigarra, El Parnaso, El Zulia, El Champion, El Caracol Rojo, entre muchos otros, se entretejió una historia de generaciones que aprendieron a tomar café, a tertuliar y a entender la vida sin tantas prisas como suele suceder en las grandes urbes.
Estos cafés, que ya escasean por el cambio en la dinámica comercial de la ciudad y por la muerte de muchos de sus propietarios y visitantes, dejan amplias memorias de lo que ha significado para la ciudad y sus residentes el tener la tradición oral saborizada a café, entre milongas, letras profundas y arrancadas del alma y la noción profunda patrocinada por el amiguismo y la amistad.

Una hipótesis indiscriminada diría que una pandemia, como la del covid-19, hubiera también enterrado a muchos de estos establecimientos si estuvieran aún vigentes, pues el distanciamiento social hubiera complicado su operación y los constantes cierres nocturnos por toques de queda u otras directrices terminarían por llevar a muchos de estos establecimientos a la quiebra, pues su mayor oportunidad de venta estaba en el despacho de licores y cafés.
Expansión
La llegada a Manizales de grandes superficies comerciales a finales del siglo XX y en la primera década del siglo siguiente dieron pie también a la dinamización de las ventas al detal. Manizales, al igual que el departamento, crecieron por generaciones bajo en concepto de la tienda de barrio, con sistemas de crédito y fiado que hicieron oportuno el acceso de miles de familia a ítems de la canasta familiar.

También, hay que anotar que, aunque la mayor parte de la actividad económica comercial de la ciudad se vive en el centro, la expansión demográfica de la capital ha llevado a que otros barrios se conviertan en polos de desarrollo comercial, tal como sucede en el barrio La Enea, con la apertura de decenas de negocios sobre la avenida Cumanday; lo propio también acontece en el barrio La Sultana, en la comuna Ciudadela del Norte y otros muchos barrios populares de la ciudad.
Así mismo, han tenido gran impacto cadenas de supermercados con precios bajos y su llegada a barrios de Manizales y la mayoría de municipios del departamento. Estos conceptos han significado un revolcón en los comercios y el acceso a mercancías importadas que se pueden comprar por precios relativamente bajo.

Parte del trabajo de atraer inversionistas a la ciudad está a cargo de Invest in Manizales. Federico Jaramillo está al frente.
Proezas Azucenas
Hay que dar por sentado que es imposible hablar de desarrollo industrial en Caldas sin mencionar cómo empezó, es decir, la historia del surgir de las empresas que contribuyeron al crecimiento comercial de la ciudad y el departamento y, por tanto, hay que contar y narrar cuantas veces sea necesario la hazaña de los jóvenes Azucenos, prácticamente la mente maestra que leyó el momento indicado y la forma de crear industria en un momento crucial para la región.

A inicios de 1940, el grupo conformado por Jaime Mejía Tobón, Gilberto Ospina Ruiz, José Jaramillo Mejía, Alberto Arango Restrepo, Luis Gonzáles Robledo, Roberto Ocampo Mejía, Jorge, Echeverri Mejía, Germán Vélez Sáenz, Eduardo Arango Restrepo, Luis Prieto Ocampo, Roberto Ocampo Mejía y Alonso Arango Londoño se formó de a poco y con un sentido colectivo; entre todos invirtieron en diferentes empresas como Prometálicos, Hada, Iderna, Casa Restrepo, entre muchas otras.
En el libro Los Azucenos, el impulso de una generación de empresarios manizaleños, del escritor José Jaramillo Mejía, se cuenta como “Alberto Arcila, ‘Cepillo’ para la audiencia ciudadana del entorno social de Manizales de esos años, filósofo mordaz e incisivo, socarrón y picante, trashumante de generación en generación, clavó su alfilerazo ponzoñoso y picaresco, al apodar a este grupo de inquietos y ya ruidosos postulantes a la mayor edad, con el apelativo de Los Azucenos”. Así serían conocidos para la historia.

En esta obra se resalta que el éxito de los Azucenos llegó cuando eran una necesidad para Manizales, pues la ciudad, en ese entonces mayormente rural, solo dependía de algunas industrias fosforeras y de otras que entraban en quiebra, los ciudadanos carecían de credibilidad e ideas de modernización, además de sufrir grandes incendios que eran casi como maldiciones, pero los jóvenes empresarios rompieron con ese paradigma.
En el libro cuentan que “los sobresalientes de estos precedentes era que ninguno de los nuevos fundadores de industrias, es decir los Azucenos, no tenían capital alguno. Solo disponían de ingresos provenientes de las incipientes actividades congruentes con sus edades, en una ciudad que ofrecía muy pocas alternativas de hacer dinero o de emolumentos altos”, un punto importante para resaltar si se tiene en cuenta el emporio industrial que lograron sacar adelante.

En entrevista con LA PATRIA en julio del 2014, antes de su muerte, Gilberto Ospina contó algunas infidencias de la manera en la que operaba este visionario grupo:

“Desde los años 50, Los Azucenos almorzaban juntos todos los martes y la cita se extendía hasta la noche, en medio de la tertulia de los negocios y unas copas de vino. A Gilberto Ospina siempre lo recordarán como orientador del grupo, y según Arango, lo era más por su filosofía de la vida y su espíritu emprendedor, que por la especialidad de sus conocimientos técnicos (…) Recuerda que hubo un momento en el que los empresarios estaban en crisis, por lo que consideraron dejar de tomar vino durante los almuerzos semanales. «Dijeron que estaba saliendo muy caro el almuerzo así, que cambiarían por jugo o gaseosa, pero don Gilberto dijo que el almuerzo no le bajaba bien sin vino», comentó”.
Presentes
Todos estos escenarios se han configurado para ampliar la competencia y diversificar la demanda. La ciudad comercial que contó LA PATRIA hace 100 años podía resumir parte de su actividad en prestigiosos almacenes en las principales calles y carreras del centro; mientras que un siglo después la actividad de compra y venta de bienes y/o servicios se ha simplificado hasta tal punto que cualquier persona pueda hacer sus compras desde la comodidad de su casa y recibirlos a domicilio.

También, la hotelería ha evolucionado. Manizales, a lo largo de los 100 años de LA PATRIA, ha visto la diversificación de este sector económico y la puja por agregar más detalles a este servicio.