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La Patria 100 años - Capítulo 10
Capítulo 10
Plato fuerte
Gastronomía
Seguramente, para forjarnos como caldenses, pavimentar vías y reinventar transportes, idear emprendimientos en nuevas tecnologías, plantar los cimientos y avanzar en educación, al igual que crear grandes empresas, se consideran actividades de gran esfuerzo mental y físico que necesitan de personas bien alimentadas, con gusto por lo que saborean y comen.
En el caso de Caldas no puede faltar un sudado, sancocho o un buen plato de frijoles. Hay que decir que la gastronomía no se trata del simple acto de alimentarse o únicamente de la mezcla de técnicas para preparar un exquisito plato. Es algo mucho más complejo, que explora hasta lo patrimonial, pues la comida se traduce en costumbres, cultura e historia.

LA PATRIA habló con conocedores de la gastronomía caldense: chefs de grandes restaurantes, cocineras de tradición, investigadores y maestros que forman a los cocineros del mañana. Todos nos ayudaron a descubrir la gastronomía caldense y qué la hace especial para todos los pobladores de la región.
La gastronomía caldense
¿Existe la gastronomía caldense? Claro que sí. Entonces, la pregunta es: ¿Qué es y qué compone a la gastronomía caldense?
No es un interrogante fácil de resolver sin antes precisar que hay varios aspectos que definen el territorio, lo cual incide directamente en la forma en que se cocina y se alimentan los pobladores. Cada región o comunidad come de acuerdo con los recursos naturales que brinda el medio ambiente, así como de las costumbres de sus habitantes.

Es claro que en el caso de Caldas las técnicas culinarias se fueron configurando de acuerdo con los pueblos que allí habitaban y su cultura, pero, también, por la influencia que recibieron de migrantes. Normalmente se piensa que nuestra tradición gastronómica es únicamente heredada de Antioquia, pero la realidad es que es es mucho más que eso.
Octavio Hernández Jiménez, historiador y autor del libro El paladar de los caldenses, contó: “Caldas no es un segregado de Antioquia, somos producto sobre todo de tres estados independientes y soberanos que había a comienzos del siglo XX, del Cauca, Antioquia y Tolima”. Por ejemplo, se sabe que Tolima tuvo gran influencia en el oriente de Caldas, Antioquia en el norte y Cauca en el occidente y sur.
Reconocer
Para Nicolás Montoya, director del colectivo Amasijos, las características alimentarias de los migrantes provenientes de esos departamentos consistían en preparar alimentos con altos gramajes de carne o cargas energéticas en las carnes. Lo que fue dando una particularidad a la cocina caldense, ya que estaba presente el maíz, el cerdo, la grasa, “como atletas tenían que buscar que los desayunos fueran como almuerzos”, explicó.


Es claro que hay un vínculo con Antioquía, Tolima y Cauca, pero el historiador Hernández dejó claro que nuestra cocina no es igual a la de estas otras regiones, puesto que hay una cantidad de factores sociales e históricos que fueron moldeando la forma de cocinar de los caldenses; uno de estos fue la visita y herencia provenientes de otros pueblos.

En esto también coincidió Jaime Franco, instructor líder de Gastronomía en el SENA Regional Caldas e investigador de SENNOVA, aseguró: “Tenemos una herencia antioqueña, pero también contamos con una cantidad de influencia indígena, negra, algo de Cundinamarca, de Tolima, de Boyacá. Al igual que teníamos muchos campesinos que crecieron en la región y poseían su idiosincrasia y costumbres propias”.
Particular
Por esta razón la cocina en cada municipio de Caldas cuenta con unas particularidades formadas por la influencia de los pueblos habitantes y extranjeros que confluyeron en el mismo espacio.

Por ejemplo, Hernández Jiménez dijo que Salamina, al encontrarse en el camino del oro de Marmato y Bogotá, tenía el tránsito de ingenieros y geólogos de Alemania, Bélgica e Inglaterra, que llegaron a este municipio y dejaron sus costumbres en esta región. Por eso es característico de la comida en este municipio traer ingredientes de origen europeo, además de ser común ver vino, aceitunas y enlatados de pescado.



Todos los conocedores de la gastronomía en Caldas estuvieron de acuerdo en que el norte del departamento tuvo más influencia antioqueña y europea, por tanto, presenta un uso culinario diferente del frijol y el café. En cambio, la zona cercana al Río Magdalena consume normalmente pescado, específicamente en La Dorada, se encuentra la sopa de hígado y se toma el chocolate con leche; mientras en los demás municipios se hace con aguapanela, generalmente.

Respecto al occidente como Supía y Riosucio, son municipios con raíces indígenas y afrodescendientes; estos territorios cuentan con maíz, ahuyama, arracachas. En la vereda Guamal (Supía) habitan comunidades afros, allí se encuentran restaurantes que venden mazamorra preparada con hueso y, en lugar de panela, contienen arequipe.

En Manizales, Villamaría, Palestina, Chinchiná y Neira, que son el centro-sur, es más común encontrar la repostería, sudados, sopas, lengua o albóndigas. También, disponen de obleas, chuzos y buenos asados.
¿A qué sabe
la gastronomía
caldense?
Jorge Mario Gómez, chef y propietario del restaurante Vino y Pimienta, en Manizales, respondió a este interrogante de años: “La gastronomía de Caldas huele a nuestros abuelos, sabe a las manos de abuelas y de algunos abuelos, pero más de las abuelas porque realmente en ese tiempo las que cocinaban eran ellas. También a ingredientes del campo puro, a ese aroma que trae nuestro campo”.
La chispa del fogón
En ocasiones es difícil llegar a un consenso cuando se requiere establecer la esencia de algo, su naturaleza, aquello que lo hace único e inigualable, en este caso al tomarse como referencia la gastronomía regional. Seguramente, cada chef tiene sus técnicas muy particulares, por ende, las respuestas a la incógnita anterior pueden ser variadas.
Rosa Helena Macía, profesora cocinera de Gastronomía colombiana en la Universidad Autónoma de Manizales (UAM), concordó: “Si usted va a un restaurante de carretera le van a dar sopa, seco y sobre mesa, eso es lo nuestro. Creo que somos ricos en sopas, las de nosotros son claritas y no espesas, con muchísimo cilantro, eso es herencia árabe”.

Jorge Mario Gómez, un chef que ha tenido la oportunidad de cocinar y conocer la comida de otros países, dijo que la diferencia de la cocina caldense con la del exterior, es que aquí “somos llenos de sabores, aromas, texturas, nuestro producto es algo increíble, es lo que nos identifica”.


El chef de Vino y Pimienta manifestó que el campo es la esencia de la gastronomía en Caldas: “Es razonable porque este brinda la mayor parte de la riqueza en alimentos para las comidas, los colores y sabores que aportan identidad al plato. No se puede ignorar el sazón ofrecido por un fogón de leña tradicional de los hogares campesinos”.
¿Cómo es cocinar?
Jorge Mario Gómez, chef y propietario del restaurante Vino y Pimienta, contó que para él es una terapia: “Algo que nos llena de satisfacción y amor porque es rico ver la cara de la gente cuando uno lleva el plato a la mesa y lo disfrutan. La cocina tiene algo muy bello y es que reúne, cuando uno está en una fiesta o en una reunión uno siempre piensa en comida, o sea, la comida une. Cuando hay comida en la mesa, las personas están felices e intercambian experiencias”.
El ingrediente secreto
Es probablemente normal que una persona que no tiene conocimiento en cocina no repare en tomarse mucho tiempo en elegir la calidad de los ingredientes que necesita para preparar un alimento. En cambio, un buen cocinero se conoce porque sabe exactamente las propiedades de los víveres que usará en cada técnica de elaboración. Se puede hablar, incluso, de que desarrolla una relación con el proveedor o intermediario de ese ingrediente.

Asimismo, el chef Gómez confesó que prefiere los productos que son ciento por ciento orgánicos y destaca la influencia de los resguardos indígenas en Riosucio, pues estos han influenciado en la calidad del maíz que se consigue, al igual que en ingredientes como el achiote, que dijo utilizar en sus preparaciones para proporcionarles color.
Algo para resaltar consiste en algunos comentarios sobre la peculiaridad de ciertos alimentos, específicamente por atributos adquiridos por ser cosechados en terrenos aledaños al Parque Nacional Natural Los Nevados, algo que se puede ver un poco llamativo, pues normalmente se pensaría que la actividad de este fenómeno natural afecta el crecimiento de cultivos.
Nicolás Montoya, conoce muy bien a las cocineras tradicionales y comerciantes de la Galería en Manizales. Aseguró que estos le confiesan que prefieren los productos que se cultivan en veredas como La Guayana y Santo Domingo, de Villamaría, por ser cercanas al volcán. “Esos suelos que tienen vecindad con el Volcán del Nevado del Ruíz hace que las características en relación con la riqueza de oxígeno y nitrógeno sean altas por las cenizas que les caen a esos sitios. Los productos cobran ciertas características que no tienen otros”.


Al respecto, el escritor Octavio Hernández argumentó que las cenizas que expele el Nevado del Ruiz contribuyen con metales al suelo, lo cual funciona como abono natural para los cultivos y plantas que luego de un tiempo crecen con una configuración de sabor y textura muy propios. Agregó que un ejemplo es la llamada yuca de algodón reconocida por ser más blanda y deshacerse en el paladar.
La galería
Nora Ocampo, trabaja en la plaza de mercado de Manizales, un conjunto de enormes pabellones con entradas y salidas por diferentes lados como si de laberintos se tratara. Como centro de abastecimiento de la ciudad cuenta con todo tipo de alimentos, vegetales, frutas, legumbres y carnes que pintan de diferentes colores todo el lugar, por el cual transitan constantemente clientes, vendedores y coteros. ¡A la orden, mi amor! ¡Lleve en promoción! ¡¿A cómo?!, son exclamaciones que suelen escucharse y hacen parte de algunas voces que se logran distinguir entre la maraña de ruidos que retumban en la popular Galería.
Nora lleva quince años como una de las cocineras tradicionales del lugar. La sección de fogones se distingue a la vista por las ollas a fuego intenso, el olor a caldo y sancocho y las mesas con manteles a cuadros. La mujer dijo estar muy a gusto: “Yo le pongo mucha fe. Me voy muy segura que lo que yo estoy haciendo se va a vender, gracias a Dios así ha sido. A nosotros no se nos queda absolutamente nada”.
Contó que empezó a cocinar a los doce años. Con calma recordó cómo le enseñó su mamá a cocinar: “Si a mi mamá no le gustaba la comida, pues la dejaba ahí y me ponía a hacerla de nuevo, una y otra vez, hasta que me quedaba bien, ahí sí me la dejaba servir. Eso a mí nunca se me va a olvidar porque al fin y al cabo eso fue un favor que ella me hizo”.

También confesó en medio del ajetreo que no le molestan las críticas o sugerencias, pues le ayudar a mejorar cada día más.

Vende desayunos y almuerzos entre $6 mil y $10 mil. Tiene en su menú diario caldo de albóndigas, pajarilla, menudencias y pescado; o sancocho con carne, espinazo, bagre o cola. También ofrece sancocho acompañado de una bandeja que puede ser de frijoles, espaguetis o granos.
Rescatar lo tradicional
Es normal que algunas costumbres se transformen y evolucionen, pero esto también puede causar que el patrimonio cultural y las tradiciones queden sumergidas en el olvido, de tal forma que se termina por enterrar la memoria y oficios identitarios de la región.
El director de Amasijos resaltó la importancia de las plazas de mercado porque asegura que son espacios que pueden ayudar a la gente a desarrollar una cultura alimentaria en la que se entienda el ciclo del producto que se consume, así como aprender a seleccionarlo y conocerlo desde su origen.
Nicolás explicó que hay diferencias profundas entre un cocinero profesional y tradicional:

Nicolás Montoya, director de Amasijos, dijo: “La mayor parte de la población se alimenta sin saber el origen y la riqueza del alimento que está consumiendo. Si se pierde la vocación agrícola, al igual que los portadores de tradición, que saben cuáles son los productos que son mejores para cocinar, nosotros al final del día vamos a perder la alimentación como goce y nutrición”.
En la plaza
El equipo de Cien años de Verdad de LA PATRIA visitó la Galería para comprobar su riqueza cultural. En diálogo con Nora, expresó: “Todas las comidas aquí son muy buenas, todo es muy fresco, todo es muy aseado. aquí se consiguen cosas muy buenas y baratas”.

La cocinera tradicional reveló que ha escuchado comentarios que definen a la Galería como un lugar sucio, muy concurrido y agregó que esas aseveraciones negativas alejan a muchas personas del centro de abastecimiento.

Por el contrario, Montoya afirmó que los comensales tienen un gusto heredado por esos lugares, puesto que prefieren las cosas naturales y frescas. Esto es un punto a favor si se tiene en cuenta que las cocinas de la Galería no cuentan con bodegas ni amplios refrigeradores, lo cual asegura que toda la comida se prepare y se venda el mismo día.
Brebaje contra
el olvido
Amasijos es un colectivo que nació en 2017 liderado por Nicolás Montoya. A Este grupo lo integran cocineros de la plaza de mercado, profesionales, estudiantes y comerciantes que buscan la resignificación y exaltación del valor de la cocina tradicional y de sus portadores de tradición, así como posicionar a Caldas como un destino de turismo culinario en el país.

Amasijos, también trata de una feria gastronómica en Manizales que sucede en La Galería. Con la UAM y el SENA se capacita a cocineros tradicionales que buscan mejorar sus conocimientos. De igual forma, se invita a cocineros profesionales para que entiendan la tradición por medio de un encuentro con portadores de tradición.

El colectivo Amasijos ha realizado dos ferias gastronómicas; una en el 2018 y, otra, en el 2019. En 2020 tuvieron que cancelar el evento a raíz de la pandemia de covid-19. Este año están proyectando hacer la celebración entre el 7 y 12 de octubre en la Galería de la capital caldense.

Este tipo de proyectos son de vital importancia para la preservación de tradiciones, costumbres y conocimiento que prácticamente son parte de la identidad e historia del departamento.
Sabor de panela.
La profesora Rosa Helena Macía narró que en el 2019 fue contactada por la Gota de Leche, una asociación a cargo de las Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver. Entonces, la madre superiora le solicitó ayuda con la realización del evento de centenario de la institución y la docente aceptó con la condición de que sus estudiantes hicieran todo el proceso de organización.

Las monjas no tenían mucho dinero, por lo que la profesora propuso ofrecer torta de bolo la cual es una receta ancestral en peligro de desaparecer porque muy poca gente conoce la receta, pero, según le narro a LA PATRIA, cuando llegó la Superiora de Bogotá le dijo a Rosa:
Cien Años de Verdad le comparte la receta de la Torta de Bolo, para que la reviva, la hornee y la comparta con sus seres más queridos.
—¿No le parece que para un evento elegante una torta de bolo es demasiado humilde?, dijo la madre.

Madre, dele la oportunidad a la tortica. Contestó la docente que ya tenía todo preparado, contestó la docente.
Finalmente repartieron la torta y fue de los aciertos de la noche. Personas mayores la disfrutaron, pues manifestaron no comerla hace tiempo y así recordar a sus padres. Terminaron, incluso, repitiendo. La madre superiora –complacida- felicitó a Rosa y a sus estudiantes y les preguntó si había sobrado un pedazo de torta para llevar a su casa. La docente le replicó.

— Con mucho gusto madre, me alegra que le haya gustado, pero, ¿no le parece que es una torta muy humilde para Bogotá?

La superiora, entonces, soltó la carcajada.
Más tarde el SENA y la UAM iniciaron la tarea de empezar a formar profesionalmente a los cocineros caldenses:

SENA
Según Jaime Franco, profesor de gastronomía en el SENA, el proceso formativo en gastronomía caldense inició con el SENA, hace unos 17 años, a cargo de la docente Lina Gómez. Asegura que varios de los cocineros regionales pasaron por esta esta escuela.

Allí ofrecen:
  • Formación técnica y tecnóloga.
  • Constante actualización de las técnicas de cocina.
  • Equipos modernos.
  • Investigación con SENNOVA.


“Ser docente y cocinero, pues son dos vocaciones muy chéveres. Para muchos la cocina es un hobby, imagínese ganarse la vida con un hobby, es decir, con algo que lo entretenga. Enseñar a cocinar es de lo más bonito porque los resultados son inmediatos, yo enseño a hacer un postre y la alegría es a las dos horas, entonces todo el tiempo los estudiantes se están sorprendiendo”.
La receta aprendida
Hablar sobre el sabor del Departamento de Caldas es una tarea que se justifica completamente desde la academia. Rosa y Jaime explican los sabores que sustentan nuestra región y la manera en la que han trascendido con el tiempo o, también, evolucionado.
Universidad
Autónoma
de Manizales
De acuerdo con la profesora Rosa Helena Macía, de Gastronomía colombiana, el diseño del programa, que funciona desde 2012, tiene varios componentes: Uno cultural, administrativo, inserción en el territorio y dos niveles de investigación. “Un motivo de orgullo es que la UAM con su programa de Artes Culinarias y Gastronomía, es el único en Colombia en el que un estudiante ha ganado un premio La Barra como mejor repostero: Daniel Bernal”.

Ofrece:
  • Formación profesional en gastronomía.
  • Acreditación de Alta Calidad.
  • Programa Paz y Competitividad, experimentar la inserción en una comunidad.
¿Cuál es nuestro plato representativo?
Jorge Mario Gómez, chef de Vino y Pimienta: “Puede ser el bistec a Caballo, ver ese rojo de los tomates, la confitura de la cebolla, sentir esa yema amarilla del huevo y la clara blanca. Ahí hay sabores y texturas”.

Rosa Helena Macía, profesora UAM: “De sal, el sancocho de uña o sopa de plátano pellizcado acompañado con papita, yuquita, carne molida en polvo, arroz, tajadas y ensalada caldense de repollo. De dulce, la torta de bolo”.


Jaime Franco, profesor del SENA: “Con la institución hicimos un estudio estadístico y los resultados arrojaron que el sancocho y los fríjoles son los platos por excelencia. Eso es en lo primero que piensan los caldenses”.

Octavio Hernández, autor de El paladar de los caldenses: “Yo defiendo la carne sudada, o lo que la gente llama el sudado, como el plato propio de nuestra cocina. En otra parte le llaman estofado, pero es una palabra demasiado estirada. La carne propia para hacer el sudado es el solomo. Para mí es un plato que distingue al hogar caldense”.

Nora Ocampo, cocinera tradicional de la Galería: “El sancocho es primordial, yo no tengo plato favorito, porque los que yo vendo aquí salen parejo. Pero lo que más piden es el sancocho, el bagre en salsa y la chuleta de cerdo”.
De tomar
El departamento de Caldas, en su riqueza geográfica y diversidad de sabores, se anota todas las condiciones para ser una tierra de jugos. Mora, mango, fresa o cualquier otro que se pueda encontrar en una despensa corriente, se combina con la feijoa, uchuva y otros sabores más propios o exóticos, según se les mire.

También, alrededor del café se tiene toda una gama de preparaciones, la mayoría de asiento foráneo. Sin embargo, desde agosto del 2018 se promueve Un Manizaleño. LA PATRIA indicó, entonces, que “la bebida busca identificar las zonas rurales y urbanas de la ciudad. Por eso, se fusionó el sabor de los licores para generar sabores a madera, chocolate, más el dulce de la miel o la panela para reflejar la tradición campesina de Manizales, evocando el denominado café chaqueta”.


Súper
La empresa Súper de Alimentos es probablemente la empresa de producción de alimentos más representativa de Manizales y Caldas, junto a La Victoria. Aunque de ellos ya hablamos más atrás, en los capítulos de desarrollo industrial y comercial, hay que hablar de la manera en la que esta empresa ha hecho camino a través de la producción de golosinas que son atractivas para niños y mayores.
El pollo asado
Entre las comidas más apetecidas por muchos caldenses está el pollo asado o, también, apanado, según sea el deseo de cada quién. Esta solución rápida a las necesidades de la cocina ha hecho carrera desde hace varias décadas con la instalación de diferentes asaderos o sitios de venta que amplían la gama de sus presentaciones con otros componentes como caldos, papas, arepas, entre otros.




El pollo hace parte esencial de las soluciones rápidas que no emergen de las cocinas de las casas, sino que se pueden conseguir en todos los puntos geográficos de la región. En 100.lapatria.com, escuche la historia de nuestros periodistas que fueron al centro de Manizales a conocer cuáles son las diferencias en la oferta de pollo asado y lo que les hace singular.
De Nuquí, con amor
Judith Martínez Lozano nació en Nuquí (Chocó) y por proyectos de desarrollo llegó a la región. Trabaja en un hotel de Villamaría, donde tiene amplia fama por la manera en la que cocina y logra combinar sabores como ninguna otra en la zona.

Su padre, Otoniel Martínez, es, quizás, el artífice de su vocación gastronómica. Ella cuenta que él la convenció de estudiar cocina gracias a las preparaciones de comidas del pacífico colombiano.
Sobre su ingreso a la cocina caldense, indica: “Yo cocino pescado, pollo, carne, por lo que he mezclado la cultura chocoana con la caldense. De ahí salen varias mezclas”.

Y comenta: “Pa qué le voy a echar mentiras… ¡Me encanta preparar pescado! Yo le meto el amor a todo; mejor dicho, ¡el sabor!”.

Judith sostiene que su felicidad está en preparar alimentos: “¡Casi no he hecho más na que cocinar; mi felicidad es cocinar!”. Judith dice que le gusta cocinar de todo y que todo le gusta por igual, además que le encanta comerse el pescado con la misma alegría y amor que lo cocina.